Si hacemos una exploración rápida del libro de Proverbios, descubriremos que un gran por ciento de este se enfoca en nuestro hablar, en nuestras palabras, en la lengua. De hecho la palabra lengua aparece 20 veces en los 31 capítulos del libro (usando la NVI). Por lo tanto es fácil concluir que Dios quiere que prestemos atención al tema de cómo hablamos y el uso que damos a las palabras.
Hoy nos enfocaremos en la mujer sabia y sus palabras. ¿Lista? Te invito a buscar tu Biblia, un cuaderno y algo con qué escribir. O si prefieres la tecnología, ¡adelante!
Entre los tantos versículos que podemos memorizar, escogí este, aunque haremos referencia a muchos otros:
El sabio de corazón habla con prudencia,
y a sus labios añade sabiduría.
Proverbios16:23 (RVC)
La mujer sabia mide sus palabras
Mucho se ha dicho sobre si las mujeres decimos más palabras que los hombres al día, y las estadísticas van desde el doble hasta tres veces más, pero no acaban de ponerse de acuerdo. En base a las mujeres que conozco, incluyéndome yo, coincido en que sí, normalmente hablamos más. Pero la mujer sabia mide sus palabras, es decir, sabe cuándo hablar y cuándo no. Mira lo que dice este proverbio:
El que mucho habla, mucho yerra;
el que es sabio refrena su lengua. (10:19)
Te confieso que no siempre he sido sabia en este aspecto. Más veces de las que quisiera recordar o admitir he hablado de más. Como dice Santiago, este pequeño músculo al que llamamos lengua tiene poderes demasiado grandes, tenemos que controlarlo (Santiago 3). Al hacerlo nos ahorraremos muchísimos problemas. (Proverbios 21:23)
En otras ocasiones, sin embargo, nuestras palabras son necesarias. Debemos estar atentas a la oportunidad y pedirle a Dios que nos enseñe a hablar a tiempo.
Manzana de oro con adornos de plata:
¡eso es la palabra dicha cuando conviene!
(Pr. 25:11, RVC)
Otros pasajes relacionados: Pr 16:23; 21:23; 17:27-28
La mujer sabia escoge sus palabras
No siempre podemos decir todo lo que pensamos. Nuestros pensamientos son demasiado rápidos y por eso antes de pronunciar palabra tenemos que meditar.
El corazón del justo piensa bien antes de hablar
(15:28, NTV)
Lo mejor es entrenarnos para que llegado el momento sepamos qué hacer. Algo que me ayuda es hacerme estas preguntas: ¿Mis palabras son necesarias? ¿Van a beneficiar o perjudicar? ¿Cambiaría algo si no hablo? ¿Lo puedo decir de manera que no hiera?
Oros pasajes: Pr. 21:29
Y esto nos lleva al último aspecto:
La mujer sabia da vida con sus palabras
En la lengua hay poder de vida y muerte;
quienes la aman comerán de su fruto.
(Pr 18:21)
Mucho he hablado en este blog del tema porque, como mujer al fin, en mi vida abundan las palabras, pero no siempre son palabras de vida. Sin embargo, el Señor Jesús nos enseña que tendremos que dar cuenta de nuestras palabras y por tanto es necesario ser sabias y aprender a pronunciar palabras de vida.
Nuestras palabras pueden…
Edificar o destruir (Pr 11:11; 13:2a)
Animar o desanimar (Pr 10:32; 12:25; 25:15b)
Herir o sanar (Pr 12:18; 15:4)
Traer paz o incitar el conflicto (Pr 15:1)
De manera que la mujer sabia mide sus palabras, las escoge y da vida con ellas. Si te diste cuenta, todo está bajo nuestro control. Dios nos ha dado esta capacidad. Yo lucho y estoy casi segura de que no soy la única. Por eso hoy para terminar quiero compartir contigo esta oración que sale de mi corazón y te invito a hacerla tuya;
Señor, perdóname. Tantas y tantas veces no he medido mis palabras, no las he escogido y tampoco he dado vida con ellas. Sé que pudiendo edificar, he destruido; que en lugar de dar ánimo he desanimado o herido. Sé que en ocasiones mis palabras han incitado el conflicto. Perdóname. Quiero ser una mujer sabia que con sus palabras produzca vida. Que use mi lengua para edificar, para animar, para sanar y para traer la paz. ¡Dame sabiduría, Dios! ¡La necesito tanto! Ayúdame a tener dominio propio, Espíritu Santo. Que mis palabras sean de bendición y que sepa morderme la lengua para refrenarlas. Líbrame de hablar cuando no sea necesario y dame valentía para hacerlo cuando sea oportuno. Te alabo porque tú nos das palabras de vida, y nos regalas tu Palabra viva para cambiar nuestras mentes y corazones. ¡Gracias! En el nombre de Jesús, amén.
Bendiciones en tu día,
Wendy
Otros artículos relacionados:
Recursos útiles: Un libro de Sharon Jaynes, El Poder de tus palabras
, que te muestra cómo tus palabras pueden cambiar un día...o toda una vida. Y otro de Lysa TerKeurst, Más que apariencias
, que trata varios temas, incluyendo este. ![]()
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